Alimentación en la niñez: Desarrollo fisiológico del niño

Para comprender la nutrición en la niñez es fundamental entender el desarrollo fisiologico del niño . Se van a distinguir dos etapas: Etapa prescolar y escolar.
 
1. La etapa preescolar La etapa que va desde 1 hasta 3 años, se caracterizada por un enlentecimiento en el ritmo de crecimiento del niño y por una estabilización en la ganancia de peso. Durante esta etapa se pierde masa grasa y agua corporal, y se gana agua intracelular, masa ósea y muscular. A los 3 años de edad se completa la dentición y los diferentes órganos van alcanzando un grado de madurez que va aproximándose al del adulto. El desarrollo fisiológico, la regulación del hambre y la saciedad permiten que el niño pueda tolerar una alimentación variada, adquiere capacidad para moverse y por tanto, mayor autonomía, independencia y desarrollo de la curiosidad por su entorno. Durante este periodo el niño utiliza la boca como una fuente más para experimentar y reconocer su entorno. Además, se producen cambios en la personalidad del niño y puede tener lugar una disminución del apetito, ocasionando problemas a la hora de comer.
 
2. La etapa escolar Esta etapa corresponde a los 3-4 años y finaliza entre los 10-12 años en las niñas y los 12-14 años en niños. Para proponer una alimentación adecuada es necesario valorar los requerimientos y necesidades del niño en edad escolar, saber la actitud que tienen los niños ante los alimentos, conocer las características correspondientes a cada edad y seguir las pautas necesarias para la elaboración de una dieta adecuada y adaptada. A su vez, algunos autores dividen este periodo en dos etapas:
  1. La primera corresponde a la escolarización del niño -entre los cuatro y seis años-, donde el desarrollo psicomotor y social ocurre de forma lenta y progresiva y el crecimiento es más a menos estable. Además, durante este periodo tiene lugar la madurez de los órganos y los sentidos, aumentan las influencias externas a la familia y simultáneamente existe una gran variabilidad en la actividad física interindividual. Se desarrollan las habilidades manipuladoras que contribuyen a que el niño empiece a comer solo, utilizando al principio sus dedos para tomar de alimentos, posteriormente la cuchara y por último el cuchillo -a cinco o seis años de edad.
  2. La segunda etapa va desde los 7 hasta los 14 años, donde el niño experimenta unos cambios distintos a los de la etapa de escolarización. Entre los siete y diez años, la actividad física aumenta de manera paulatina, el crecimiento es continuo y estable y el niño aprende a ser más independiente en las comidas, sin necesidad de la vigilancia de los padres. Entre los once y los catorce años de edad, el ritmo de crecimiento se ve incrementado y comienzan a imitar a los adultos en cuanto a costumbres, gustos y hábitos. Además, aumentan las necesidades nutricionales debido a que la actividad física del niño es mayor, especialmente cuando realiza actividades deportivas. En caso de que el niño tenga un comportamiento sedentario, sus necesidades energéticas obviamente serán menores.


Necesidades nutricionales en la niñez

Cuando se proponen los requerimientos nutricionales y los patrones de alimentación durante la edad escolar, se debe prestar especial atención a los siguientes factores: las necesidades metabólicas basales, sexo, composición corporal, velocidad de crecimiento, actividad física y desarrollo psicosocial. De esta manera se evitarán excesos o déficits de nutrientes. Por ello, diferentes organismos como la OMS, la FAO y UNICEF, periódicamente publican unas recomendaciones de energía, macronutrientes y micronutrientes en función de la edad y el sexo del niño. En la actualida las necesidades de energía se calculan en función de los diferentes factores que influyen en el balance energético del niño en base a la edad, considerando los datos publicados desde 1997 por el Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias Americana (Dietary Reference Intake, DRI), recopiladas en el 2006 (ver Tabla 1). Para prevenir la desnutrición, las DRI han experimentado una reducción con respecto a las recomendaciones RDA (Recommended Dietary Allowances), publicadas por el comité de de Alimentación y Nutrición (Food and Nutrition Board, FNB).
 
Conseguir el equilibrio de nutrientes
La dieta debe ser equilibrada en cuanto a la proporción de nutrientes y variada en alimentos para evitar que un solo alimento cubra las calorías de una comida. Además, debe aportar la energía suficiente para poder realizar actividades propias de la edad y proporcionar placer.
 
Tabla 1. Ingestas dietéticas recomendadas en macronutrientes por género, en la niñez y adolescencia. Fuente: Ingestas dietéticas recomendadas en macronutrientes. Food and Nutrition Borrad. Institute of Medicine. Dietary Referente Intake (DRI) 2006.
 
Hidratos de carbono.
La EFSA recomienda que los hidratos de carbono aporten entre un 45% y un 60% de la energía total desde el año de edad hasta los dieciocho (Tabla 2). Se recomiendan azúcares de absorción lenta o en forma de almidón y que incluyan fibra, intentando evitar el consumo de azúcares simples. En Europa, la ingesta media de hidratos de carbono en niños varía entre el 48-58 % de la energía total. El consumo habitual de alimentos que contengan azúcar puede aumentar el riesgo de padecer caries dental, sobre todo cuando la higiene bucal no es adecuada. Sin embargo, no existen datos que fijen el límite superior de azúcar ingerida en función del riesgo de desarrollar caries, aunque si encontramos algunas evidencias en las que ingestas de azúcares simples en cantidades superiores al 20% de la energía total, podrían aumentar las concentraciones de triglicéridos y colesterol en suero; dando lugar a efectos adversos en la respuesta de la insulina a la glucosa cuando la ingesta se encuentra entre el 20 y 25% de la energía total.
 
Fibra.
La EFSA recomienda que la ingesta dietética de fibra en niños sea similar a la de adultos, ajustando la cantidad a la energía ingerida en función de la edad del niño. Se considera que para tener una función laxante adecuada se requiere una ingesta de 2g/MJ (aproximadamente 8,3 g/1.000 kcal) de fibra en niños mayores de un año.
 
Tabla 2. Ingestas dietéticas recomendadas de hidratos de carbono y fibra dietética de 1 a 14 años. Fuente: EFSA, 2010
 
Proteínas.
Los requerimientos de proteínas en niños incluyen dos componentes: el de mantenimiento y el de crecimiento (Tabla 3). Tabla 3. Requerimientos promedio de proteínas en bebés a partir de 6 meses y niños de hasta 10 años de edad (WHO/FAO/UNU, 2007). Fuente: EFSA, 2010 El requerimiento de proteínas, se define como la ingesta mínima que proporciona un balance de nitrógeno positivo para el crecimiento de niños que tienen un índice de masa corporal apropiada, un balance energético y una actividad física moderada OMS/FAO/UNU (2007). Como se muestra en la Tabla 3, la EFSA acepta los requerimientos promedio de proteínas para bebés de más de seis meses, niños y adolescentes elaborados por la OMS/FAO/UNU (2007). Además, se añadirán los requerimientos de crecimiento, que se corrigen por la eficiencia de la utilización de la proteína procedente de la dieta.
 
Grasas.
En la Tabla 4, se muestran los requerimientos de grasas en niños.
1.Valores dietéticos de referencia como en adulto, salvo cuando se indique lo contrario.
2. Basado en las estimaciones experimentales de la ingesta adecuada de nutrientes/informes de consenso (Aggett y col, 1994, Agostoni y col, 2008.)
3. Basado en el consumo medio estimado más bajo de la Unión Europea, donde los síntomas de deficiencia no están presentes.

Tabla 4. Ingestas dietéticas recomendadas de grasas en bebés a partir de seis meses y niños mayores de cuatro años de edad Fuente: EFSA, 2010
 

Requerimientos específicos en función de la edad

 
Etapa de 1-3 años Las necesidades de energía del niño durante el período que va desde el primer año hasta el tercero de vida disminuyen, ralentizándose paralelamente la velocidad de crecimiento, por lo que tienen menor apetito al reducirse las necesidades energéticas. Alrededor de los 3 años puede aparecer neofobia en el niño, es decir aversión a probar alimentos nuevos; fase de negatividad en la cual tiene lugar la estructuración de la dieta propia de cada niño. Se aconseja que la distribución de calorías a lo largo del día sea de un 25% en el desayuno, 30% en la comida, 15% en la merienda y 30% en la cena, asegurándose que la dieta sea lo más variada y equilibrada posible. Las normas nutricionales deben ser flexibles y adaptadas a cada niño, pero teniendo en cuenta que es necesaria la inclusión de todos los grupos de alimentos. Si el niño no pudiera masticar bien los alimentos o no quisiera tomar nuevos, se pueden elegir otras opciones de preparación del alimento en cuestión, por ejemplo: distintas texturas y colores, diferentes sabores, etc. Es importante promover hábitos saludables como comer en familia, en un ambiente relajado o si es en la guardería con la compañía de otros niños.
 
Etapa de 4-6 años de edad A partir de los 4 años, el ritmo de crecimiento del niño empieza a estabilizarse (5-7 cm de altura y entre 2,5 a 3,5 kg de peso por año), hasta llegar a la pubertad. Las necesidades de energía son proporcionalmente más bajas y en esta edad el niño no muestra un gran interés por los alimentos. Además, los niños aprenden las costumbres familiares por imitación y es una etapa donde se consolidan los hábitos nutricionales.
 
Etapa de 7-10 años de edad Esta etapa se caracteriza por la estabilidad y por un crecimiento lineal de 5 a 6 cm por año. A partir de los 7 años de edad del niño, se produce un aumento medio en el peso próximo a 2 kg cada año y de 4 a 4,5, cuando se aproxima a la pubertad.
 

Alimentación en la niñez. Ingesta de los grupos de alimentos

 
En los últimos años, la alimentación de los escolares ha sufrido cambios estrechamente relacionados con los hábitos alimentarios, donde prevalece el consumo de alimentos con alto contenido calórico ricos en grasas y azúcares. La alimentación de la gran mayoría de niños incluye desde el punto de vista nutricional un desayuno deficiente, influyendo de manera directa en el rendimiento mental y físico. Por ello, se aconseja que el desayuno sea equilibrado y contenga alimentos del grupo de los lácteos, cereales y frutas. Algunas de las recomendaciones para mejorar la dieta de los niños escolares se resumen a continuación:

 

a) La familia debe ejercer un papel fundamental en la adquisición de hábitos saludables, puesto que el niño aprende por imitación y es un momento crucial en la consolidación de patrones alimentarios, que serán decisivos en la edad adulta.

b) Es aconsejable que el horario de las comidas sea regular, adaptado a los horarios de la familia y que se alcancen los requerimientos energéticos diarios mediante las 3 comidas principales y 2-3 secundarias, considerando el desayuno como una de las comidas principales. Es importante resaltar que una de las comidas más importantes del día es el desayuno y como muestra la Figura 1, debe cubrir el 25% de la ingesta diaria. Uno de los mayores inconvenientes para que el niño desayune correctamente por la mañana, son los horarios estrictos que provocan apresuramiento y el niño todavía esta somnoliento. La no realización de un desayuno en condiciones origina falta de atención y en consecuencia una bajada del rendimiento escolar. Los estudios llevados a cabo demuestran que en España entre el 10 y el 15% de los escolares no desayuna y entre un 20 y un 30% lo hacen de forma incorrecta. Por tanto, es importante que los padres organicen el horario de forma que el niño pueda desayunar correctamente. A lo largo del día el reparto de calorías varía, de forma que éstas se distribuyen habitualmente en 4 o 5 tomas. La distribución en 4 comidas sería la siguiente: 25% en el desayuno, 30%-35% en la comida, 15% en la merienda y 25-30% en la cena. A la opción de 5 tomas correspondería un 20% en el desayuno, 10-15% en el almuerzo, un 25-35% en la comida, 10-15% en la merienda y un 25% en la cena.
 
Figura 1. Porcentaje de ingesta diaria de calorías distribuidas en cinco tomas. Fuente: Guía de comedores escolares. AESAN, 2008.

c) La dieta debe planificarse de manera que incluya alimentos de todos los grupos, de forma que queden cubiertas todas las necesidades nutricionales. Dependiendo de la edad del niño, puede ser aconsejable modificar la textura de los alimentos en forma de puré u otras formas culinarias que faciliten la ingesta.
 
d) En España se sigue por lo general la la Dieta Mediterránea, que es una dieta equilibrada, moderada y variada y convierte a la población española en una de las más longevas del mundo. Una de las características más importantes de esta dieta es la riqueza de los alimentos de cada grupo y su forma de preparación culinaria, permitiendo que sea rica y variada. Comer de todo pero sin excesos y fomentar el consumo de alimentos de calidad propios de cada estación, permiten disfrutar del momento de la comida a la vez que generan un estilo de vida saludable.
 
e) Potenciar el consumo de pescado, como fuente principal de ácidos grasos omega-3 y aconsejar el empleo de aceite de oliva, principalmente el virgen por sus propiedades antioxidantes (rico en polifenoles y tocoferoles). Además, se aconseja el consumo de frutos secos como nueces, cacahuetes, almendras y pistachos, entre otros, por contener ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados.
 
f) Aumentar el consumo de fibra natural por ingesta de frutas y verduras (5 raciones diarias), legumbres y cereales integrales.
 
g) Se recomienda disminuir la ingesta de grasas saturadas y colesterol, evitando consumir alimentos ricos en grasas animales (tocino, manteca de cerdo, mantequilla, etc.) y grasas vegetales (aceite de coco y palma).
 
h) Reducir el consumo de azúcares refinados y procesados (golosinas y dulces) y aumentar el consumo de cereales no azucarados.
 
i) La ingesta de lácteos en las diferentes edades, debe ser suficiente para cubrir las necesidades de calcio.
 
j) Reducir el consumo de sal, limitando la ingesta de alimentos precocinados, salsas y aperitivos con alto contenido en sal.
 
k) Sustituir las bebidas azucaradas tipo refrescos, bebidas carbonatadas, zumos artificiales por agua natural.
 
l) Se desaconseja una alimentación donde predominen las grasas y azúcares (bollería industrial, patatas fritas, golosinas), por su alto contenido calórico y su contribución al desarrollo de sobrepeso y obesidad en el niño.

Como enseñar buenos hábitos alimentarios a los niños

La educación nutricional se define como la parte de la nutrición aplicada orientada hacia el aprendizaje, adecuación y aceptación de los hábitos alimentarios, en función de la cultura alimentaria a la que pertenece el individuo, con el objetivo final de promocionar la salud.
 

Dificultades en la alimentación en niños de 1 a 3 años

Los niños de 1 a 3 años pertenecen a una etapa en la que deben aprender a comer todo tipo de alimentos. Durante este periodo los niños pasan de alimentarse exclusivamente a base de alimentos líquidos o semisólidos, a ingerir también alimentos sólidos. En este proceso el niño empezará a masticar, saborear y a familiarizarse con los distintos tipos de alimentos y sus texturas. Así, poco a poco se incorporaran a la dieta de los adultos y adquieren los hábitos de alimentación que influirán en su estilo de vida durante la edad adulta. Por esta razón, es de gran importancia prestar especial atención a la educación alimentaria de los niños para que no adopten comportamientos caprichosos con respecto a algunos alimentos -como los dulces- que son poco recomendables. Algunos padres de niños de 1 a 3 años, al observar que sus hijos comen en menor cantidad se pueden preocupar por la supuesta inapetencia. Estos padres desconocen que durante esta etapa se produce una disminución fisiológica del apetito y que no hay razón para alarmarse. También puede ocurrir que exista una falsa inapetencia cuando el niño ingiere muchos dulces, bebidas azucaradas, gran cantidad de leche y comen sin un horario determinado; todo ello condiciona al niño a rechazar otros alimentos ricos en nutrientes como las verduras. A veces, los niños de estas edades se niegan a tomar determinados alimentos, a tal actitud se le llama negativismo, que suele manifestarse en niños sobreprotegidos que tienen padres permisivos con los caprichos del niño. Por otra parte, durante el periodo que dura cada comida el niño debe aprender también a comportarse adecuadamente, adoptando buenos modales y hábitos de higiene personal.
 

Hábitos recomendados para niños de 1 a 3 años

Para evitar la inapetencia, el negativismo y un comportamiento inadecuado, es recomendable seguir una serie de pautas que se detallan a continuación.
  1. Cumplir con un horario para las comidas principales, a la vez que se procura controlar el picoteo entre horas.
  2. En niños de 1 a 3 años se deben servir raciones muy pequeñas, y de esta forma dar pie a que el niño repita del mismo alimento y no se canse. Así, los padres darán a conocer nuevos alimentos más ricos en matices –palatabilidad- y con texturas diferentes.
  3. Los alimentos nuevos se van introduciendo poco a poco, de forma que se les ofrece en cantidad muy pequeña al principio de la comida, pueden ser dos o tres cucharadas de alimento de forma distendida y sin enfados. Se puede incluso negociar la cantidad que va a tomar.
  4. Si se niega a probar un alimento, no sustituirlo por otro que le guste más, de forma que del segundo plato tome la misma cantidad que del primero. Si el niño se pone caprichoso y agresivo, conviene no enfadarse ni imponer castigo, sencillamente tras un tiempo que se considera el necesario para comer, se retira la comida y se espera hasta la siguiente comida. De esta forma el niño no vinculará la comida con enfado o estrés.
  5. También es importante que el alimento no esté ni muy frío ni muy caliente.
  6. El ambiente familiar que se cree durante el transcurso de la comida -no más de 30 minutos-, es importante para estimular al niño a compartir experiencias y estar con la familia en un ambiente tranquilo. Por esta razón, se desaconseja que se utilice este momento para peleas entre diferentes miembros de la familia, ver la televisión, jugar, hablar por teléfono y otras distracciones.
  7. La decoración de los platos y el respeto por las preferencias culinarias de los niños también estimulan el apetito.
  8. Explicarle al niño lo bien que saben los alimentos saludables, enseñarles a comer fruta y yogur entre horas y obviar los alimentos dulces, para evitar que desarrollen un gusto exacerbado por las golosinas y bollería.
  9. Enseñarle al niño que antes de tocar la comida se tiene que lavar las manitas y los dientes después de comer.
  10. Es importante enseñarle al niño que debe estar sentadito y derecho en su trona y permanecer en la mesa hasta que termine la comida.
  11. Poco a poco, el niño aprenderá a utilizar los cubiertos y el vaso. Cuando cumpla los tres años de edad el niño ya puede utilizarlos todos, con la excepción del cuchillo.

 

Dificultades en relación con la alimentación en niños de edad preescolar y escolar
 
En los últimos años, en los países desarrollados se han producido cambios muy importantes en los estilos de vida. Diversos factores han influido en estos cambios, como los avances tecnológicos en el sector agroalimentario, la paulatina incorporación de la mujer al trabajo, cambios en la estructura de la familia, la vida en las grandes ciudades, los anuncios televisivos, la escolarización y la disponibilidad de dinero por parte de los menores, que les permite adquirir parte de los alimentos que consumen. Estos cambios en los hábitos alimentarios se caracterizan por un mayor consumo de calorías -con respecto a las estrictamente necesarias-, de alimentos de origen animal con mayor aporte de proteínas y grasas, así como de alimentos ricos en azúcar como bollería, bebidas azucaradas, golosinas, etc. Estudio realizados en varios países de la Unión Europea, como el EUFIC y el GALINUT en Galicia, demuestran que un alto porcentaje de niños no come en familia a mediodía, compran los almuerzos ellos mismos y se basan en bollería con bajo valor nutricional y elevado contenido calórico. La mayoría de niños o no come en casa o pasan horas varias horas solos en casa, “acompañados” por la televisión, el ordenador o la consola, con una despensa llena de alimentos industriales disponibles para ser consumidos en cualquier momento. A esta situación se le suma la gran cantidad de niños que desayunan y comen en la cafetería o el comedor escolar, por lo que tienen fácil acceso a la bollería industrial, bebidas y golosinas. Además, los estudios revelan que los niños pasan más horas sentados delante de la pantalla de televisión que el que dedican a la actividad escolar. La publicidad televisiva tiene como objetivo importante el mercado infantil, induce al consumo de determinados alimentos atractivos por su sabor o por ir acompañados de regalos. La información que la televisión ofrece sobre alimentación es a veces contradictoria, ya que por un lado estimula a consumir alimentos continuamente, y sin embargo por otra presenta un patrón de delgadez como sinónimo de éxito y salud. Además el mundo de la moda también promociona un modelo de tallas inadecuado. Todos estos aspectos contribuyen a que se produzcan desajustes nutricionales y emocionales por miedo a la obesidad, al colesterol, a la grasa, y que se promocione la delgadez como modelo de belleza. El niño podría tener una imagen distorsionada de sí mismo y verse o muy gordo o muy flaco. Esta distorsión podría llevar, desde antes de cumplir los diez años de edad, a realizar dietas hipocalóricas, ejercicio excesivo y provocar desequilibrios nutricionales importantes, con repercusiones muy graves. Algunos estudios demuestran que el nivel sociocultural de los padres influye en el tipo de alimentos que consume la familia. De manera que en familias de mayor nivel educacional, aumenta el consumo de productos lácteos, frutas, verdura, carne y pescado y disminuye el de alimentos industriales; mientras que en familias de nivel educacional inferior, los alimentos rápidos y más ricos en grasa y azúcar son los más consumidos. Por ello, la educación nutricional de los padres es la herramienta más importante para prevenir los trastornos de la conducta alimentaria, ya que son los encargados de desarrollar y transmitir, en el ámbito familiar, unos hábitos alimentarios saludables.
 
 

Hábitos recomendados para niños en edad preescolar y escolar

 
Los niños en edad preescolar responden a señales internas de hambre y saciedad, a diferencia de los adultos que responden más a señales externas. Por esta razón, el niño no ingiere la cantidad de alimentos de una forma homogénea, y depende de la cantidad de energía que consuma en cada momento. Por ello, es recomendable servir raciones pequeñas y permitir que repita de un alimento para que no se sature. Además, a estas edades empiezan a interesarse por el sabor de los alimentos y a tener preferencias por algunos de ellos. Conforme crecen los niños, les aumenta el apetito y si existe una buena educación nutricional habrá una tendencia a que desaparezcan los caprichos y el negativismo. Es importante también mantener un horario de comidas constante, para que puedan utilizar y metabolizar los nutrientes de forma óptima. Educación en los colegios El ámbito escolar puede ser un lugar estratégico para desarrollar una correcta educación nutricional. En 1962 se firmó un convenio entre España y diferentes organizaciones: FAO, UNICEF y la OMS, para el desarrollo del programa EDALNU. El objetivo de EDALNU se centraba en la sensibilización de profesores y sanitarios sobre la importancia de la nutrición y alimentación, haciendo un especial hincapié en la educación escolar. Una de las herramientas más importantes desarrollada por EDALNU, relacionadas con la educación nutricional fue la “rueda de los siete grupos de alimentos” (Figura 2), que se utiliza para recordar que una dieta completa debe incluir alimentos de todos los grupos. Figura 2. Rueda de los alimentos del Programa de Educación en la Alimentación y Nutrición (EDALNU) del Ministerio de Sanidad, años 70. Hay que tener en cuenta que hoy en día, muchas familias optan por dejar a los niños en el comedor debido a diferentes motivos: la incorporación de la mujer al mercado laboral, el aumento de familias monoparentales, las grandes distancias entre el hogar y el colegio. Por tanto, los comedores escolares pueden jugar un papel muy importante en la educación nutricional, tanto en lo referente a la ingesta correcta de nutrientes como en la adquisición de adecuados hábitos y actitudes saludables. Durante la infancia y adolescencia, los requerimientos nutricionales son altos y hay que estar especialmente atentos para evitar que se sufran deficiencias. Por ello, es importante que los padres, profesores y responsables del comedor, participen en la implantación de pautas de alimentación adecuadas para cada edad. Así, los comedores escolares deberían:
  1. Desarrollar hábitos alimentarios adecuados y ofertar un plan de menús equilibrados, ajustados a los requerimientos nutricionales en función de la edad.
  2. Introducir poco a poco alimentos de todos los grupos en sus menús y enseñar a los niños que deben comer de todo.
  3. Enseñar a los niños a respetar al resto de compañeros de mesa.
  4. Compartir con la familia el proceso educativo en el ámbito de la nutrición y según las necesidades específicas de cada niño (alergias, diabetes, obesidad, etc.)
Hay que tener en cuenta que en el comedor del colegio, la comida tiene que aportar el 30-35% de los requerimientos nutricionales de cada uno de los grupos de edad. El menú debe constar de un primer plato con verduras, legumbres, seguido de carne o pescado y de postre una fruta, acompañado de agua y pan. En el caso de los comedores de guardería, se recomienda que los alimentos que son difíciles de masticar se preparen de forma que se les facilite la ingesta, utilizando por ejemplo carne picada, guisos, pescados sin espinas. El pan y el agua también deben estar presentes en la comida. Respecto al postre conviene terminar con fruta y tratar de evitar el lácteo que compite por la absorción del hierro, mientras que la fruta la puede favorecer. Hay que tener en cuenta que en el comedor del colegio, la comida tiene que aportar el 30-35% de los requerimientos nutricionales de cada uno de los grupos de edad. El menú debe constar de un primer plato con verduras, legumbres, seguido de carne o pescado y de postre una fruta, acompañado de agua y pan. En el caso de los comedores de guardería, se recomienda que los alimentos que son difíciles de masticar se preparen de forma que se les facilite la ingesta, utilizando por ejemplo carne picada, guisos, pescados sin espinas. El pan y el agua también deben estar presentes en la comida. Respecto al postre conviene terminar con fruta y tratar de evitar el lácteo que compite por la absorción del hierro, mientras que la fruta la puede favorecer.

Recomendaciones dietéticas en niños

Una dieta saludable debe ser variada y rica en alimentos de distintos grupos. Desde un punto de vista nutricional, cada grupo de alimentos presenta unas propiedades diferentes y si se realiza un consumo adecuado de estos, se seguirá una dieta equilibrada. Además, también es importante cambiar la preparación culinaria y su presentación, de forma que varíe la composición nutricional de los mismos. Así mismo es importante tener en cuenta que no hay comida buena o mala, sino dietas desequilibradas, por lo que dietas de diferentes culturas pueden cubrir los requerimientos nutricionales del individuo. Es imprescindible que la población sepa en que consiste un menú adaptado a las necesidades en cada etapa de la vida. En la tabla aparecen las raciones recomendadas para la población infantil. Tabla 5. Raciones recomendadas para la población infantil. Fuente: Fundación Española de la Nutrición La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha desarrollado una estrategia -pirámide NAOS (ver Figura 3)- para la nutrición, actividad física y prevención de la obesidad, para transmitir de forma sencilla y clara a la población la necesidad de seguir a diario hábitos saludables y actividad física. Figura 3. Pirámide NAOS. Fuente: “La alimentación de tus niños y niñas”. AESAN, 2010.

¿Sabías qué?

* Fuente de los gráficos de este apartado: Guía de comedores escolares, AESAN, 2008.

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